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MEDIOS DE COMUNICACIÓN

19/02/07 LA PRENSA ESCRITA VI. La Crónica, género híbrido.

Como su nombre indica, viene de cronos = tiempo; por lo tanto, lo más importante que hay que tener en cuenta al realizar una crónica es el relato de los hechos dentro de un orden temporal, cronológico.

En pocas palabras, la crónica se hace en tanto que se narran acontecimientos dentro de una sucesión. Sin embargo, la crónica tiene una particularidad, pues no se trata de estructurar una historia lo más objetivamente que se pueda, también entran en juego los juicios de valor del cronista. Éste realiza una interpretación de los hechos narrados e introduce su elemento personal a través de comentarios, ampliaciones o hasta en el orden mismo en que nos presenta el relato. También es importante que al hacer una descripción la haga de manera subjetiva e interpretativa. Así, una crónica es un relato más o menos histórico en donde se valora e interpreta lo narrado al mismo tiempo en que se narra.

Enla prensa encontramos distintos tipos de crónicas y todas ellas reúnenlas características citadas diferenciándose por los temas que tratan:crónicas de sucesos, crónicas deportivas, crónicas policiales, crónicasde corresponsales fijos en el extranjero, crónicas de corresponsales enotras provincias, crónicas de enviados especiales, crónicas políticas,crónicas de viajes, crónicas de sociedad, etc.

 

<1> Justificar desde el punto de vista del contenido, su organización y del estilo, el carácter de crónica del texto deportivo que tienes a continuación.

CRÓNICA: FÚTBOL / COPA DEL REY Sevilla 0 - Betis 0

Sevilla y Betis protagonizan un partido rácano

Nervios, faltas y peleas, ingredientes de un encuentro sin brillo

JAVIER BRAGADO 01/02/2007

El derby de Sevilla ha tenido ese sabor especial que desprenden estospartidos desde el primer minuto. Con las gradas abarrotadas y larivalidad enconada entre ambos equipos, pero con un fútbol en el quehan dominado las faltas y el juego en el centro del campo. Los primerosminutos han transcurrido con el habitual nervio de los futbolistas,mucha tensión y lucha, pelea sin tregua por cada balón, pero pocasocasiones claras de gol. Todo el partido ha consistido en una sucesiónde faltas por parte de ambos equipos sin que ninguno tuviera el dominiodel partido durante largas fases de juego.

El Sevilla ha insistido en los balones largos a Kanouté, pero Juanito y Melli maniataban con facilidad al africano. Por su parte, el Betis ejercía de visitante y buscaba el contragolpe. Así, las únicas ocasiones sólo llegaban en jugadas a balón parado y los lanzadores no han aprovechado estas escasas ocasiones. Con el paso del tiempo el partido se ha ido trabando y las llegadas al área se han espaciado cada vez más en el tiempo. De hecho, en la segunda parte esta tendencia se ha acentuado cuando los equipos se han guarecido aún más y han tratado de no cometer un error.

No obstante, el Sevilla ha puesto más empeño en encontrar el gol, sus futbolistas han estado especialmente despistados y poco precisos en el ataque. Los de Juande han visto como le resultaba imposible sacar una ocasión de gol a un Betis con muchos defensas y empeño en no encajar un gol. Ni siquiera los desmarques de Luis Fabiano o la entrada de un activo Martí en la segunda parte han supuesto un atisbo de gol para los locales.

Los últimos minutos han facilitado algunas llegadas al área -mayoritariamente del Sevilla- a base de balones largos y rebotes, pero los delanteros no tenían un día acertado de cara a gol. Para la vuelta queda pendiente que los béticos tengan algún recurso más que los disparos de Assunçao y los sevillistas deben encontrar un antídoto al candado de Luis Fernández. En definitiva, los aficionados han vuelto a poner lo mejor del partido con su entrega, pero los jugadores sólo han respondido a la emoción con su empeño, mientras que el juego no ha respondido a las expectativas, especialmente del segundo clasificado de la liga.

 

El Oficio de cronista, por Juan Farías

Yo quería escribir un libro. Compré un cuaderno, le pedí un lápiz un a mi padre y después de pensarlo un buen rato, emepecé:

"La luz se reflejaba siniestra en los ojos del enorme cocodrilo que acechaba a nuestro héroes y ...."
Arranqué la hoja. Empecé de nuevo:

"¡Boom! Los cuatro poderosos motores impulsaron la nave hacia el espacio exterior y ...". Arranqué la hoja.

Hacía sol. Me fui a jugar. Decidí que hasta la noche no volveré a ser escritor. Lo más apetecible es ese momento era ser "un héroe" y escapar de los indios que vivían en los pantanos cazando caimanes.

Pasó muchísimos tiempo, dos o tres días por lo menos, antes de que volviera a pensar en escribir. Fue un día que no me dejaron ir a pescar.

Amenazaba lluvia y mi madre dijo que ya estaba harta de resfriados.

-¡Qué hago con el cebo? -protesté.

Mi madre encontraba soluciones para todo y me dijo que se lo diera a Golo, el pato negro y enorme que vivían en la casa de al lado. Golo se comió mi cebo. Me quedé en casa. Al principio no supe qué hacer pero luego me decidí a escribir. Esta vez empecé escribiendo que no podía ir de pesca porque a lo mejor llovía; que la luz era gris, de otoño, y se enredaba en las últimas del cerezo; que Pablo, el más pequeño de mis hermanos, se metía en un charco para preguntarle a las ranitas:

-¿Cuál de ustedes es un feo príncipe encantado?

También escribí que Pablo, de mayor, quería ser buzo antiguo. Según él, un buzo es un señor que baja al fondo del mar, encuentra tesoros, juega con pececitos, se escapa de los tiburones y respira por un tubo.

Me di cuenta que estaba escribiendo cosas verdaderas y que era divertido hacerlo. Se lo conté a mi padre y me dijo:

-La idea no es mala. llena un par de libretas y yo, en la primera página, te dibujaré un retrato de toda la familia.

Pensé que primero debía hacer un poco de historia, contar quiénes son mis padres y cómo se conocieron, cuántos hermanos tengo, cómo se llaman y qué hacen. Esto sería el tema del primer capítulo.

Un escritor tiene que documentarse, investigar, hacer muchas preguntas y tomar miles de notas. Yo quería empezar por el principio y por eso decidí hacerle una entrevista a mi madre sobre cómo se habían conocido ella y mi padre.

-¿Fue emocionante? -pregunté.

-Inolvidable -dijo con una dulce sonrisa.

-¿Cómo pasó? -pregunté.

A mi madre le gusta recordar aquel primer día. La cosa sucedió así: mi madre, que aún no era mi madre, venía de la tienda; y mi padre, que aún no era padre, estaba sentado al pie de la estatua de un señor con chistera y cara de pronunciar un discurso. Mi padre vio venir a mi madre, nunca había visto nada semejante, la vio venir y no pudo contenerse, lo dejó todo y corrió hacia ella:

-¿Me permite que la ayude, señorita?

-Le ruego que no me moleste, señor -dijo mi madre, poniéndose colorada.

Aquella noche mi padre no pudo dormir, dibujó a mi madre cuatro o cinco veces y siempre terminaba con un suspiro. Su padre, al oírlo, le preguntó:

-¿Qué te ocurre muchacho, te duele algo intensamente?

Mi madre, aquel mismo día, en vez de regar los geranios y dar de comer al perro, regó al perro y dio de comer a los geranios. Desde entonces han pasado muchos años.

Mi padre dice que lo que estoy escribiendo es una crónica y que le gusta mucho. De grande quiero ser cronista. Es una forma de ser escritor que me parece bien. Para ser cronista hay que escribir sobre cosas que uno ha visto y decir la verdad. Como entrenamiento, y mientras no pueda hacer la crónica del hundimiento de un barco enorme, o de la emigración de los grandes patos hacia el Sur, seguiré escribiendo la crónica de mi familia, quiénes somos, dónde vivimos, qué hacemos, qué sentimos...

 

 


<2> Extrae del texto los rasgos fundamentales que caracterizan la crónica. Junto a cada rasgo citado, copia entrecomillado el fragmento del texto que lo refiere.

Cuando el cronista perdió la crónica

Primero perdí el tiempo...

Al paso de un día, en otro día, en otro día... sin darme cuenta que el día de hoy no es el de ayer. El jueves se comió al viernes y éste al fin de semana... luego, ya no había tiempo... quedé sin tiempo.

Como cronista no pude escribir la crónica... perdí el tiempo en otras cosas y cometí así el yerro mayor de todo cronista: perder el tiempo y no guardarlo en crónicas.

Sucede que los recuerdos se me desordenaron, más bien se me deshilacharon, como un trapo viejo que ya nada detiene... pensaba escribir sobre la tienda de don Luis González y cuando la fui a ver, la esquina estaba modificada por completo... luego busqué a los taxistas de la plaza y nunca llegaron... después quise encontrar a don Pancho Durán y sólo vi su sombra por la calle Zaragoza... me acordé de don Juanito el Indio y se me desvaneció en las décadas... pensé luego en aquel viejo dirigente sindical don David Rodríguez y no pude atar nada; después quise escribir sobre don Eulogio Reyes pero la carga de materiales era mucha y lo dejé para más tarde... viajé por las calles del viejo pueblo y las encontré tan cambiadas que ya no las reconozco.

En fin, terminé cansado y de un día pasó a otro día... el impresor no espera, por eso hoy le entrego una crónica perdida y toda una súplica de perdones con la promesa de tratar de encontrar el tiempo y de remendar los viejos recuerdos. Ojalá no se me vuelvan a deshilachar.

<3> Hacer una crónica. Para hacer una crónica hay que seguir los pasos que se indican a continuación:

1. Elegir el tema de la crónica. Toda crónica debe partir de un tema de actualidad. El tema ha de estar basado en una experiencia vivida por ti, aunque sea algo que te parezca poco trascendente y demasiado cotidiano: un día de exámenes, un partido al que has asistido, una noche de marcha, una vista cultural...
2. Recoger información sobre el tema.
3. Redactar la crónica presentando los hechos y además los comentarios y reflexiones del periodista, siguiendo unos principios generales:

* Comenzar la crónica por la información objetiva sobre los hechos, como si se tratara de una noticia.

* Enriquecer el relato inicial con más detalles y la valoración personal de éstos.

* Cierre.

Ya puedes comenzar tu tarea, y publicarla individualmente en el blog.

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